¿Ilustrar? Muchos pensarán que eso es muy difícil, pero estamos engañados. Si sabes hacer un círculo, un triángulo y un cuadrado ya puedes a comenzar a ilustrar. Y es que Alberto, únicamente con esas tres figuras es capaz de hacer todo un circo. Un circo lleno de historias que viajan con él de pueblo en pueblo.
Lo primero que hicimos en 2º fue crear nuestra
propia mascota. Para ello partimos de dos preguntas muy tontas, la primera
pregunta era si conocíamos cinco frutas. ¡Claro! ¡Y muchas más! La segunda si
conocíamos cinco animales, algunos se empeñaron en buscar animales como el Ornitorrinco
o el Dragón de Komodo, pero no hacía falta irse tan lejos. A veces lo más
sencillo puede ser lo más original.
Habiendo escrito en un lado nuestras cinco frutas y nuestros cinco animales, los unimos aleatoriamente. Perro con pera, tortuga con sandía… y así escoger la combinación que más nos gustara, la semillita para la que crear nuestra mascota. Y es que para ilustrar, antes hay que pensar, escribir, imaginar, buscar, sentir….
En un folio doblado por la mitad dibujamos en la parte superior, la fruta hecha cabeza, y en la parte inferior, el cuerpo del animal. Así tendríamos un animal con cabeza de fruta. ¡Salieron mascotas divertidísimas!
Pero esto no acababa aquí, había que darle nombre. Y
si al plátano con cuerpo de elefante lo llamamos Platafante. Las ideas empezaron a surgir, todas geniales. ¿Y si una vez acabados todos los mezclamos? La cabeza de la mascota de Xenia
con el cuerpo de la de Sergio…
Alberto, fue capaz de despertar la imaginación que a
veces se nos adormece, de estimularla y que fuera capaz de generar ideas,
además de pasárnoslo bien.
Con los alumnos de 4º el taller se basaba más en
saber observar. Un ilustrador siempre lleva su libreta de bolsillo. Y en ella
dibuja aquello que observa, la esencia de las cosas, lo especial de cada uno,
el detalle capaz de expresar y contarnos una historia. Así que hicimos como
hace él cuando busca personajes en la calle. Imaginamos que la pantalla del
proyector era una ventana donde pasaba la gente y en apenas un minuto teníamos
que dibujar la gente que aparecía proyectada. "Todos somos especiales", dijo, "dibujad únicamente lo que hace diferente a esta gente". Y eso hicimos, y persona
tras persona fuimos mirando en lugar de ver, y dibujando ese detalle que nos
hace diferentes.
Y así, aprendimos que lo importante no es dibujar
bien, sino tener algo que contar, y que un ilustrador tiene que ser un buen
observador… y que el mejor dibujo es aquel que mejor sabe expresar los detalles.
Todavía quedaban los niños de infantil, que cargados
de preguntas y emoción conseguimos meternos en el aula de inglés para saludar a
Gamón.
Nos enseñó sus ilustraciones, sí sí, las ilustraciones originales que acaban en los cuentos y que todos conocíamos. Y nosotros le preguntamos cosas como "¿por qué dibujas en cuadrícula?" o "¿si dibujas princesas?"... algunos hasta se atrevieron a preguntarle si tenía novia.
Hubo mucha emoción, todos queríamos preguntar algo, así que nos quedamos con ganas de más pero sin tiempo para ello porque nos fuimos a que nos firmara sus libros. Hubo una cola impresionante en la biblioteca y Libroiris andaba feliz viendo como los niños y niñas del Montecorona sonreían con un libro entre las manos.
Nos enseñó sus ilustraciones, sí sí, las ilustraciones originales que acaban en los cuentos y que todos conocíamos. Y nosotros le preguntamos cosas como "¿por qué dibujas en cuadrícula?" o "¿si dibujas princesas?"... algunos hasta se atrevieron a preguntarle si tenía novia.
Hubo mucha emoción, todos queríamos preguntar algo, así que nos quedamos con ganas de más pero sin tiempo para ello porque nos fuimos a que nos firmara sus libros. Hubo una cola impresionante en la biblioteca y Libroiris andaba feliz viendo como los niños y niñas del Montecorona sonreían con un libro entre las manos.
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