El viernes fue un día especial
para muchos alumnos del cole: vino Daniel Nesquens a impartir un
taller de escritura creativa a los niños de 2º y 4º. Si alguno aún no le conoce
puede pasarse por la biblioteca y buscarle, porque si hay algún lugar para
buscar a Nesquens es en una biblioteca: “en la biblioteca está lo mejor
que hay en el mundo….libros…. en los libros está todo…” (nos dijo).
Nesquens tiene publicados
unos sesenta títulos. Los alumnos de cuarto creen haberlos leído todos pero él
dice que sólo hay una persona que los ha leído todos: él. Han aprovechado a
preguntarle muchas cosas y así, hoy sabemos un poco más de nuestro invitado.
Sabemos por ejemplo que es un cazador de historias; que su libro favorito es La Isla del Tesoro; que no sabe muy bien desde cuando es escritor pero
que posiblemente sea desde los tres años, sí, a los tres años escribió su
primera palabra; que si escribe de gallinas es porque quiere, y si escribe de
perros es porque quiere, y que si hay leones y circos y cocodrilos es porque
quiere, por eso es escritor, porque un escritor puede elegir lo que cuenta.
Sabemos también que no sólo es escritor, Nesquens también es mago. Sí, sí. Habéis
oído bien, un mago capaz de sacar una historia de donde no hay nada. Ladrillo a
ladrillo, palabra a palabra, va construyendo un relato basado en la realidad,
en lo cotidiano y a veces ocurren cosas… cosas que desaparecen como las
ilusiones o cosas que no acaban en los libros sino en nuestras cabezas.
¿Cuántos finales puede tener un libro? Tantos como lectores…
Y aún os voy a contar más: “Ser
mago y escritor es muy barato, no necesitamos más que un papel, un lápiz y
ponernos a mirar. Hay una historia detrás de cada objeto, de cada persona, de cada
momento o de cada palabra”. Nico, por ejemplo, nos cuenta su historia: “Cuando
se vació la piscina apareció un anciano en calzoncillos y un champiñón gigante”.
A lo que Nesquens responde… “¿no era un champiñón en calzoncillos y un anciano
gigante? ¿Por qué no?, ¡si además de ser magos, podemos escoger lo que queramos
contar!”.
Así que hoy os proponemos
mirar, mirar cada detalle, mirar con lupa y contar, escribir, relatar lo que
veis más allá de lo que estáis mirando. ¿Quién es esa persona que camina por la
calle?, ¿a dónde va?, ¿qué lleva en ese carro?, ¿una patata?…
Contar con la presencia de Daniel Nesquens en nuestro centro para dedicar sus sapiencias a nuestros hijos/as me parece extraordinario.
ResponderEliminarContar con la presencia de Daniel Nesquens en nuestro centro para dedicar sus sapiencias a nuestros hijos/as y al grupo de Leer Juntos me parece todo un lujo.
Nos contó que le gusta inspirarse en el mundo real: leo, veo y escucho. Que siempre pone pequeñas referencias de amigos, alumnos, profes…Sus cuentos son como la plastilina que intenta deformar.
El propósito de la escritura es la lectura y escribir es pensar con precisión. Hay que escribir con el menor número de palabras y con un orden que se entienda. El lector es quien se encargará de añadir el resto.
Atrapar una idea es el comienzo de una historia. Para ponernos a trabajar non enseñó unas fotos para que cada uno eligiera la que más le motivase y escribiera su historia, yo elegí la foto de los abanicos:
Estaban allí colgados, con las miradas puestas en ellos. Llegaban, los soltaban, los agitaban y los dejaban otra vez tendidos en su sitio. Una niña de cara pecotosa y divertida se acerco a la cuerda y empezó a soltar pinzas para liberar a todos esos abanicos que tanto deseaban volar por su cuenta.
También nos entregó una hoja con un comienzo de historia: Cuando se nos escapó el autobús…
Cuando el coche de papá se quedo sin gasolina, puso el punto muerto. Y así, cuesta abajo nos dejamos caer… Se me hizo un nudo en el estómago, llegamos abajo, no podría ser de otra manera. ¡Vaya viaje! Nuria Jal
Cuando vaciaron la piscina de agua decidimos darle la vuelta para escurrirla antes de guardarla en la caseta. No pensamos que los chopos se movían con excesiva virulencia. En cuanto terminamos de darle la vuelta, y sin darnos tiempo a soltarnos, la piscina nos elevó por los aires como si fuéramos un parapente cuatriplaza. Desde allí arriba todo se veía muy pequeño pero las vistas eran magníficas. Se definían todas las montañas y podíamos ver a los pájaros, asombrados, volando a nuestro alrededor. El viento empezó a amainar y poco a poco fuimos descendiendo al sitio donde habíamos partido. Marta Malicia
Una tarde que se nos hizo corta y en la que, los más afortunados, conseguimos una dedicatoria exclusiva en nuestro libro.
Gracias Daniel.