miércoles, 20 de marzo de 2013

EL ARENQUE ROJO (segunda parte)

Aquí tenemos algunas historias que también lmos el otro día en la tertulia y unas ilustraciones que pintó la hija de Nuria: mientras la madre estaba escribiendo su historia ella dibujo el personaje que más le llamó la atención, el árbol que cambiaba de forma.


Gonzalo Moure, después de leer las historias del otro día y de saber que opinábamos que eran mejores que las suyas, nos ha escrito: "Hola, chicas. Estoy impresionado por vuestras historias (porque son muy buenas), pero no sorprendido. No, porque eso era lo que quería, algo de lo que estaba seguro: cada uno mira de una forma distinta. Llevo toda una vida tratando de saber cómo ve el que está a mi lado, y creo que nunca llegamos a saberlo del todo. Ser escritor no es más que un acto de valentía, decirles a los demás: así veo, así siento, estos son mis sueños, esta es mi manera de interpretar la vida. Por eso pensé El arenque rojo, para que pudiéramos compartir diferentes maneras de ver. Vuestros relatos lo demuestran, y como ha dicho alguien por ahí, "son mejores que los de Gonzalo". Y ahora empieza lo mejor para vosotras, porque hecha esa demostración ahora toca asomaros a otras cosas de la vida, no solo a las que dibujó Alicia en el parque. Si os dais cuenta el arenque rojo es cada una de vosotras, eres tú: pasas por la vida y a tu lado hay amor, decepción, poesía, juego, música: vida. Mirad a vuestro alrededor, buscad todo lo que se mueve, todo lo que vibra, todo lo que sufre y todo lo que ama, y empezad a construir vuestros propios relatos. Os va a apasionar ese trabajo, porque cuando lo hagáis os veréis dentro de la piel de ese personaje, sea animal, aventurero, pirata o árbol. Gracias por vuestro trabajo y seguimos charlando de estas cosas misteriosas cuando queráis. Un abrazo a cada una, así, con tiempo para cada abrazo."

2 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo por tus palabras, tan llenas de ánimo para lanzarnos a observar más detenidamente nuestro entorno. Yo en particular me seguiré conformando en meterme en la piel del personaje por la lectura o por sus ilustraciones. Creo que el aprendizaje de una lectura sin palabras se lo debemos, en gran parte, a Iñaki: que nos anima para desatar nuestros sentimientos lectores, de allí que salgan historias tan bonitas como las que han surgido con El arenque rojo. Gracias por ese abrazo y siente que desde aquí te lo devuelven.

    ResponderEliminar
  2. Pues gracias a ti, Malicia, es un placer compartir siempre, aunque sea un trozo de pan, así que mucho más historia y mirada.
    Gonzalo.

    ResponderEliminar