PROBLEMA RESUELTO

Hasta en las mejores familias surgen problemas, nosotros no íbamos a ser menos: no nos hemos sabido coordinar en las dos últimas sesiones y a algunas personas no les han llegado las lecturas. Parece que ya lo hemos solucionado, el orden para saber a quién se lo tengo que pasar es el siguiente: Pili López, Begoña, María, Pilar, Pili Bauzá, Irene, Marta, Sonia, Marisa y María José.

Agradecer a Irene el empanadico de manzana que hizo para despedir el año de la manera más dulce posible. Alguna le hacía más caso al postre que a los guarripios de Arnold Lobel, la literatura casi siempre pierde la batalla con la buena cocina.

Debatimos los puntos 5 y 6 del Decálogo de una familia comprometida en la lectura. No hubo dudas de la importancia de dar ejemplo de lectura a diario, esencial, de cualquier cosa: libros, revistas, periódicos, libros ilustrados... Más complicado, e interesante por las diversas posturas y experiencias, fue el tema de compartir lecturas con nuestros hijos. Es primordial pero a veces se hace y otras no; no es tan sencillo, las lecturas de nuestros hijos normalmente no coinciden con las nuestras; ya es de nota, leer lo mismo que ellos y además, comentar qué nos ha parecido. Una alternativa es realizar esta actividad entre hermanos, una de las madres lo hacía cuando era más joven. De pronto se abre la caja de los truenos, pasamos de una cosa a otra, y debatimos sobre la "obligación" y "dificultad" de las lecturas en el instituto... ¡tronada, y gorda!

Analizamos Redondo de Pablo Albo y Lucía Serrano. Fue una pena que no llegó a todas porque seguro nos hubiéramos enriquecido más. Nos percatamos que había muchas cosas redondas en la historia: la mariquita, la sandía, el balón, las ruedas de la bicicleta, el ojo, el libro... Es un perfecto ejemplo para explicar qué es un libro redondo.

Terminamos asustados, asombrados, escandalizados, con el breve relato Las madres asesinas de Martín Garzo. Y nos despedimos hasta el 15 de enero de 2013, ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!